Cuando era pequeña me encantaba jugar a oficina de doctor porque mi abuelita me guardaba sus tarjetas del plan médico expiradas; pero de adulta jamás pensé trabajar en una oficina médica y mucho menos en una oficina dental.
Entre las cosas que me dejó el Huracán María fue la gran oportunidad de formar parte de este excelente equipo. Disfruto mucho lo que hago y me llena de gran satisfacción ver como los pacientes salen sonriendo, relajados y muy agradecidos por el trato y el servicio. Tanto así que hay pacientes que me dicen que quisieran venir todas las semanas en vez de cada seis meses.